TRIDUO DON BOSCO - 2015

28 DE ENERO: Santo Tomás
(1º día del tríduo)

EVANGELIO: (JUAN 1, 35-42)

En aquel tiempo estaba Juan con dos de sus discípulos,
y fijándose en Jesús que pasaba, dijo:
-Este es el cordero de Dios.
Los dos discípulos oyeron sus palabras
y siguieron a Jesús;
Jesús se volvió y, al ver que lo seguían,
les pregunto:
-¿Qué buscáis?
Ellos le contestaron:
-Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?
Él les dijo:
-Venid y lo veréis.
Entonces fueron, vieron donde vivía y se quedaron aquel día; serían las cuatro de la tarde.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús;
encontró primero a su hermano Simón y le dijo:
-Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).
Y lo llevó a Jesús.
Jesús se le quedó mirando y le dijo:
- Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que significa Pedro).

Palabra del Señor.


HOMILÍA

En el evangelio de Juan se nos describe con todo detalle la llamada de Jesús a los primeros discípulos. Juan lo recuerda con gran riqueza de detalles; esto quiere decir que aquel primer encuentro les impactó de tal manera que se les quedó profundamente grabado.
Como Juan, también a otro Juan, Juanito Bosco le impactó aquel primer encuentro con el Señor en el sueño de los nueve años. Él también nos lo describe con precisión en el relato que hace él mismo.
Andrés, Simón, Juan no le preguntan a Jesús por su doctrina, sino por su modo de vivir: ¿Qué haces?, ¿a qué te dedicas?, ¿dónde vives? Y Jesús les invita a ver: «Venid y lo veréis».
A Juanito Bosco el Señor también le invita, en el sueño, a ver el mundo que le rodea: «Mira». «…Y al mirar observé una multitud de cabritos, perros, gatos, osos, y otros muchos animales». Le muestra la realidad que le rodea y le hace ser consciente de la misma: unas fieras que él debe transformar en mansos corderos por medio de la mansedumbre y la caridad. No le da una doctrina concreta, unos principios educativos y pedagógicos.
A nosotros, que formamos parte de la familia salesiana, el Señor también nos ha llamado, como un día a Andrés, a Simón o a Juanito Bosco. También a nosotros, que vivimos 200 años después del nacimiento de Don Bosco, el Señor nos envía a transformar la realidad juvenil que nos rodea, cambiar las fieras en mansos corderos, por medio de la mansedumbre y la caridad.
Hoy, en particular, se nos invita a volver a Don Bosco, a recordar su carisma, a reavivarlo en nosotros, a soplar las brasas humeantes de aquel primer fuego de Don Bosco, para que se aviven sus llamas.
La Familia salesiana florecerá y tendrá vigor mientras permanezca y aliente en ella el espíritu de Don Bosco; si olvida el carisma del fundador está avocada a desaparecer.
Se afirma en las constituciones de los salesianos: «Nuestra regla viviente es Jesucristo, el Salvador anunciado en el Evangelio, que hoy vive en la Iglesia y en el Mundo, y a quien nosotros descubrimos presente en Don Bosco»(C 196). En Don Bosco, El Salvador ha querido manifestar a los jóvenes su amor y predilección por ellos; En estos momentos de la historia, ese amor y predilección por los jóvenes el Señor lo manifiesta a través de los seguidores de Don Bosco, que somos todos y cada uno de los miembros de la extensa familia salesiana.
Hoy tenemos que volver a preguntar a Don Bosco: ¿Qué haces?, ¿dónde vives?, ¿a qué te dedicas? La respuesta, doscientos años después de su nacimiento sigue siendo la misma: Venid y veréis. En su libro Memorias del Oratorio nos muestra su vida, la forma de actuar, su pedagogía…: Con la mansedumbre y la caridad lograréis lo que yo conseguí y, con un poco más de fe, haréis cosas mayores.
El librito que acabo de mencionar, Memorias del oratorio de san Francisco de Sales, lo escribió Don Bosco por mandato expreso del papa de entonces, Pío IX. Es de lectura fácil y amena y, al mismo tiempo, refleja, en sus entretenidos episodios, el espíritu, la vida interior, y la pedagogía que aplicaba Don Bosco en su manera de hacer. Sería un buen propósito de estos días del triduo en honor a Don Bosco proponernos leerlo o bien releerlo. El anterior rector mayor de los salesianos, D. Pascual Chávez, decía que debería ser el librito de cabecera de todo salesiano.
Así pues, ¿en qué consiste el retornar a Don Bosco hoy?, ¿cómo avivar esas brasas humeantes del carisma de Don Bosco en nuestro tiempo?
Si en nosotros anida el espíritu, el celo por salvar a la juventud que poseía Don Bosco, debemos tenerlo como nuestro modelo y maestro en el seguimiento de Cristo a favor de los jóvenes, especialmente los más pobres.
Tenemos que proponernos conocerlo a través de sus escritos.
Imitarlo mirando también a ese gran número de sus seguidores de la amplia familia salesiana que ya han llegado a la santidad reconocida por la Iglesia y a la inmensa multitud de otros, que sin ser reconocidos oficialmente por la Iglesia, sí que perduran en nuestro recuerdo como buenos hijos de Don Bosco.
Invocarlo en nuestras plegarias: presentarle nuestras inquietudes, preocupaciones, desánimos, ilusiones; pedirle su orientación y ayuda.
Estar abiertos a los nuevos tiempos, a los retos que nos presenta la época en la que nos toca vivir entre las jóvenes generaciones: donde los demás ven una juventud desorientada, aburrida, inútil, indiferente, sin futuro, una generación perdida; los hijos de Don Bosco hemos de ver, en la oscuridad del túnel, la ventana luminosa que se abre al final: la vida luminosa y esperanzada que se abre a los jóvenes de todos los tiempos.
Estar en el patio, revivir los recreos de Valdocco de Don Bosco entre sus jóvenes. Hoy estar en el patio es estar en las redes sociales también; es, en una palabra, estar donde ellos están. Don Bosco comenzó en la calle, metiéndose en medio de los juegos de los jóvenes; era en la calle donde estaban los jóvenes, hoy casi ni les vemos en la calle ni en los patios de recreo: son otros los tiempos y otros los lugares.
Descubrirles la presencia de Dios que les ama. La correspondencia por parte de los jóvenes al amor de ese Dios Amor vendrá por sí sola.
Recrear el ambiente de familiaridad, espiritualidad y compromiso apostólico de Valdocco. Sí, también de compromiso apostólico: Don Bosco invitó a algunos de sus jóvenes a ayudarle en su tarea; no siempre consiguió su respuesta afirmativa, pero sí en muchos de los que luego fueron sus seguidores, y nunca se desanimó ante un no por respuesta.

Retornar a Don Bosco nace, ante todo, de una necesidad de volver al Espíritu de Dios que suscitó a Don Bosco para ser entre los jóvenes el misionero de su amor. A los jóvenes debemos los miembros de la familia salesiana que Dios haya puesto su mirada en cada uno de nosotros. El grito de los jóvenes fue la razón por la que Dios nos miró y nos llamó, y si esta mirada y llamada la consideramos la mayor alegría que podemos tener, a ellos se lo debemos. Por eso con Don Bosco podemos exclamar: Hasta mi último aliento es para vosotros mis queridos jóvenes. Ellos son la razón de nuestro vivir.

MONICIÓN DE ENTRADA:

Hoy celebramos en la Iglesia la memoria de Santo Tomás de Aquino, que supo emplear la ciencia para conocer más y mejor a Dios.
Don Bosco fue un muchacho despierto, ágil de mente, que se empeñó en estudiar a pesar de las dificultades. Estudio, trabajo, momentos de alegría, compañerismo...
¿Qué lección nos puede dejar hoy el joven Juan Bosco? ¿Qué le puede decir a los chicos y chicas y a la gente más joven de nuestras familias?
Invoquemos hoy a estos dos grandes santos de la Iglesia para que nos iluminen, el primero con su ciencia y Don Bosco con su pedagogía; ambos con su santidad.

ORACIÓN DE FIELES

1.- Que en la Iglesia surjan educadores y apóstoles con el carisma de Don Bosco para el bien de la juventud. Roguemos al Señor.

2.- Que seamos en la Iglesia verdaderos educadores de la fe para los jóvenes con los que convivimos cada día. Roguemos al Señor.

3.- Que estemos abiertos al mundo y a su historia, para plantar el mensaje de salvación a partir de lo bueno y positivo que descubrimos. Roguemos al Señor.

4.- Que seamos señal de optimismo y de futuro mejor entre los que están sacudidos por la pobreza y exclusión social. Roguemos al Señor.

5.- Que en todos los miembros de la extensa familia salesiana se avive el carisma de Don Bosco para el bien de la Iglesia y la humanidad. Roguemos al Señor.

6.- Que el Señor conceda el descanso eterno a todos los que trabajaron por el bien de la juventud más pobre y abandonada. Roguemos al Señor.

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29 DE ENERO


ALGUNAS IDEAS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE DON BOSCO

1. LA EDUCACIÓN Y EVANGELIZACIÓN DE LOS JÓVENES

«Pensemos en san Juan Bosco que con los jóvenes de la calle, con el oratorio y las escuelas los preparaba para el trabajo» (audiencia a los educadores).

«Él vivió la entrega total de sí a Dios como un impulso para la salvación de las almas y vivió la fidelidad a Dios y a los jóvenes en un mismo acto de amor» (a la familia salesiana).

« Él concretó este proyecto con estilo acogedor, alegre y de simpatía, en el encuentro personal y en el acompañamiento de cada uno» (carta al Rector Mayor).

2. LA CONFIANZA EN LA DIVINA PROVIDENCIA

«Don Bosco desempeñó su misión sacerdotal hasta su último aliento, sostenido por una inquebrantable confianza en Dios y en su amor, por esto hizo grandes cosas» (a la familia salesiana).

3. LA INFLUENCIA DE MAMÁ MARGARITA

«Don Bosco era capaz de educar la afectividad de los muchachos, porque había tenido una madre que lo había educado en la afectividad. No se puede entender a Don Bosco sin Mamá Margarita» (visita a Valdoco).

4. SUS TRES AMORES: LA VIRGEN, LA EUCARISTÍA Y EL PAPA

«El primer amor era la Virgen (…). Don Bosco rezaba a María Auxiliadora e iba para adelante. Él confiaba y no hacía tantos cálculos» (visita a Valdoco).

«El segundo amor de Don Bosco es la Eucaristía, gracias a Dios, la Eucaristía en la Familia Salesiana se vive muy bien. (…) Se hace entrar a los jóvenes en el misterio eucarístico» (visita a Valdoco).

«El tercer amor de Don Bosco es al papa. El amor al papa no es un amor a una persona, es el amor a Pedro como cabeza de la Iglesia, (…) el amor a la Iglesia»(visita a Valdoco).




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