SEMANA GRANDE: El Hijo de Dios se da totalmente
Llegaron a una propiedad llamada Getsemaní, y Jesús dijo a sus discípulos. «Quédense aquí, mientras yo voy a orar». 33 Después llevó con él a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir temor y a angustiarse. 34 Entonces les dijo: «Mi alma siente una tristeza de muerte. Quédense aquí velando». 35 Y adelantándose un poco, se postró en tierra y rogaba que, de ser posible, no tuviera que pasar por esa hora. 36 Y decía: «Abba –Padre– todo te es posible: aleja de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya». (…)
33 Al mediodía, se oscureció toda la tierra hasta las tres de la tarde; 34 y a esa hora, Jesús exclamó en alta voz: «Eloi, Eloi, lamá sabactani», que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».«Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» (Lc. 23,46).
33 Al mediodía, se oscureció toda la tierra hasta las tres de la tarde; 34 y a esa hora, Jesús exclamó en alta voz: «Eloi, Eloi, lamá sabactani», que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».«Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» (Lc. 23,46).
COMENTARIO:
Algunos creyentes iniciamos una semana muy cargada de acontecimientos: procesiones, representaciones de la Pasión, el Viacrucis por las calles o caminos de nuestro entorno… Junto a estas distracciones están las del otro grupo de creyentes y no creyentes que aprovechan el tiempo para descansar en la playa, en la sierra…, y las de los que las celebraciones litúrgicas o teatrales les traen sin cuidado.
Sin embargo, en esta semana estamos obligados a recordar, meditar y celebrar los momentos más cruciales y decisivos en la vida de Jesús, el Hijo de Dios, aunque solo fuera como agradecimiento a lo que supuso su paso decisivo a dar la vida por los hombres: creyentes y no creyentes, sin excepción.
Hoy leemos la Pasión escrita por san Marcos, seguramente la más cercana a la verdadera realidad: hechos descarnados, escenas austeras en las formas; teología de fácil comprensión para el pueblo iletrado, pero de corazón sensible y agradecido a quien se identificó con él, sufrió con él y se entregó por todos: por los agradecidos, los indiferentes y los ingratos.
Para mí son especialmente significativos y dignos de meditación, contemplación y oración los versículos en los que el Señor toma la decisión sublime de dar la vida, aunque le cueste entender al Padre e incluso se sienta abandonado por el propio Padre hasta el penúltimo suspiro de su vida. Las últimas palabras del salmo sólo san Lucas las recoge en su evangelio.
Sin embargo, en esta semana estamos obligados a recordar, meditar y celebrar los momentos más cruciales y decisivos en la vida de Jesús, el Hijo de Dios, aunque solo fuera como agradecimiento a lo que supuso su paso decisivo a dar la vida por los hombres: creyentes y no creyentes, sin excepción.
Hoy leemos la Pasión escrita por san Marcos, seguramente la más cercana a la verdadera realidad: hechos descarnados, escenas austeras en las formas; teología de fácil comprensión para el pueblo iletrado, pero de corazón sensible y agradecido a quien se identificó con él, sufrió con él y se entregó por todos: por los agradecidos, los indiferentes y los ingratos.
Para mí son especialmente significativos y dignos de meditación, contemplación y oración los versículos en los que el Señor toma la decisión sublime de dar la vida, aunque le cueste entender al Padre e incluso se sienta abandonado por el propio Padre hasta el penúltimo suspiro de su vida. Las últimas palabras del salmo sólo san Lucas las recoge en su evangelio.
Mientras contemplamos, meditamos, celebramos y oramos en medio del ruido o en el silencio de algún rincón del mundo, esperamos el día de la Resurrección (también el de la nuestra) cuando Dios Padre nos muestre con todo su poder que no abandona al justo, que salva a quien siempre ha confiado en él.
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