SOLEDAD EN LA CRUZ“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena”.Hoy es un día de contemplación, en el silencio, de la Cruz: Jesús solo, abandonado de todos; ni siquiera su propio Padre Dios puede estar allí. Esa es la dura realidad de la Cruz y de la cruz de cada cual: nadie puede estar en ella más que el propio dueño. Nadie nos puede sustituir en la cruz, porque cada uno pende de la suya. La sensación de abandono y soledad es lo peor de soportar. Tal vez por esto son pocos los que aceptan la cruz, patíbulo inevitable si queremos ser resucitados por el Padre. Hoy, ante la Cruz del Señor, aceptemos nuestra propia cruz, sabedores que nos conduce a la salvación.Mientras tanto, al pie de la Cruz con María, agradezcamos al Señor haber muerto en la Cruz por nosotros y pidámosle fuerzas para aceptar nuestra cruz y esperanza en nuestra resurrección gloriosa.
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