martes, 20 de julio de 2010

SANTIAGO APÓSTOL

LA FUERZA DE DIOS SE MANIFIESTA EN LA DEBILIDAD HUMANA
SAN MATEO 20, 20- 28
En aquel tiempo se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó:
- ¿Qué deseas?
Ella contestó:
- Ordena que estos dos hijos míos se siente en tu reino, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.
Pero Jesús replicó:
- No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?
Contestaron:
- Lo somos.
El les dijo:
- Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre.
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús reuniéndolos les dijo:
- Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros; el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.


COMENTARIO:

EL MAESTRO: ‘El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo’. ‘El Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida…’.LOS DISCÍPULOS: ‘Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres’. ‘El tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro’. ‘Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal’. ‘Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo…’.
El MAESTRO era consciente de que su mensaje del Reino no lo interiorizarían tan fácilmente sus DISCÍPULOS más cercanos. Largas horas de oración, de diálogo íntimo con el Padre le abrieron camino en su ardua tarea de adoctrinar a sus más próximos.
Entre las primeras citas (EL MAESTRO) y las segundas (LOS DISCÍPULOS) hay un largo y penoso proceso de interiorización, que sólo comprendemos desde la certeza clara de la presencia de la Fuerza (Espíritu) de Dios, capaz de encauzar la impetuosidad de Santiago, lo fogosidad de Pedro o la ceguera de Pablo.
El Reino no podía establecerse por la fuerza de las armas, ni con el fuego enviado desde el cielo, ni la intervención del ejército celeste en rescate del Maestro.
Hoy es el día de llegar a Compostela al final de nuestro peregrinaje, que es nuestra vida; sin embargo, antes hay que recorrer el camino de la vida que lleva a Santiago, meditando la doctrina del MAESTRO, haciéndola carne de nuestra carne con la ayuda imprescindible del Espíritu.
Mientras, en nuestra tarea de construcción del Reino, no seamos capaces de pronunciar como nuestras las palabras de los DISCÍPULOS, hemos de seguir caminando, o reiniciar el camino a Compostela, una y otra vez, hasta sentirnos transformados y capaces de desafiar al mundo con la proclamación convincente de la doctrina del MAESTRO en las palabras de los DISCÍPULOS.
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BETANIA
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