viernes, 25 de enero de 2013

III DOMINGO ORDINARIO - C

Primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 12, 12-30
Hermanos:
Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. El cuerpo tiene muchos miembros, no uno solo.
Si el pie dijera: «no soy mano, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el oído dijera: «no soy ojo, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿cómo oiría?
Si el cuerpo entero fuera oído, ¿cómo olería? Pues bien, Dios distribuyó el cuerpo y cada uno de los miembros como él quiso. Si todos fueran un mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Los miembros son muchos, es verdad, pero el cuerpo es uno solo.
El ojo no puede decir a la mano: «no te necesito»; y la cabeza no puede decir a los pies: «no os necesito». Más aún, los miembros que parecen más débiles son más necesarios. Los que nos parecen despreciables, los apreciamos más. Los menos decentes, los tratamos con más decoro. Porque los miembros más decentes no lo necesitan. Ahora bien, Dios organizó los miembros del cuerpo dando mayor honor a los más necesitados. Así no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan unos de otros. Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos le felicitan. Vosotros sois el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro. Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas, el don de interpretarlas. ¿Acaso son todos apóstoles?, ¿o todos son profetas? ¿o todos maestros?, ¿o hacen todos milagros?, ¿tienen todos don para curar?, ¿hablan todos en lenguas o todos las interpretan?

COMENTARIO

San Pablo encuentra, en la imagen del cuerpo formado por los diversos miembros, el recurso adecuado para hablar de la Iglesia a los corintios. Esta imagen era bien conocida por aquellos buenos cristianos, pero referida a la sociedad de la que ellos formaban parte. Seguro que todos comprendieron el razonamiento y aplicación a la comundiad cristiana.

El problema seguramente se planteaba en el saber encontrar el necesario equilibrio para el correcto funcionamiento de aquel cuerpo, de aquella pequeña comunidad eclesial.

Hoy la imagen sigue siendo válida para los creyentes de nuestro siglo. Todos somos miembros de la misma Iglesia, y cada miembro debe ejercer su función con responsabilidad y corrección, para que la imagen de la Iglesia sea atrayente para nuestro mundo. Cada miembro y todos en comundiad debemos preguntarnos qué debemos hacer. No caben los miembros indiferentes que esperan la respuesta del resto; no es posible dejar nuestras responsabilidades en manos de los otros, pues no están capacitados para asumirlas, así como el oído no puede ser pie, ni el ojo, mano. También cabe la reflexión de que un miembro no puede ejercer la función que no le corresponde, pues el cuerpo entero sufriría las consecuencias de su intromisión.

San Pablo nos invita a seguir sacando consecuencias de esta hermosa y expresiva imagen que él hoy nos propone en la comundiad de Corinto.
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