PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 11, 23-26
Hermanos:
Yo he recibido una tradición, que procede del Señor, y que
a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a
entregarlo, tomó un pan y pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo:
- Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced
esto en memoria mía.
Lo mismo hizo con la copa después de cenar, diciendo:
- Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre;
haced esto cada vez que bebáis, en memoria mía.
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis de la
copa, proclamaréis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
COMENTARIO:
San
Pablo se pone a sí mismo de testigo, afirmando que él mismo ha recibido esta
tradición que viene desde los tiempos de Jesús, por otra parte no tan lejanos
a los suyos. Insiste en la importancia de repetir el gesto sacramental, porque
cada vez que el sacerdote pronuncia las mismas palabras de Jesús: esto es mi
cuerpo y esta es mi sangre, se revive la entrega del Señor por la salvación del
mundo; es decir, sacramentalmente se repite su pasión.
La
Iglesia, a través del tiempo, ha recogido con fidelidad las palabras de la Última Cena y se ha
preocupado de seguir el mandato del Señor: haced esto en memoria mía.
La
Eucaristía es el centro de toda vida cristiana. San Juan Bosco, en el sueño de
las dos columnas (la Eucaristía y la Virgen) del 30 de mayo de 1862 centra su
pedagogía educativa: la Eucaristía y la devoción a la Virgen constituyen la
clave de toda educación.
Es
bueno también recordar en este día del Corpus la importancia de la presencia
real del Señor resucitado en nuestros sagrarios. En la frecuente oración en
silencio ante el sagrario encontraremos alivio, orientación, solución a
nuestras dificultades; saldremos más fuertes; reavivaremos nuestras ilusiones;
encontraremos compasión con nuestro dolor…
¡Qué
pena que los cristianos estemos abandonando la participación en la eucarsitía
de los domingos!
Señor, que la
eucaristía vuelva a ser el manantial de nuestra vida cristiana y que tu
presencia en el sagrario sea lugar de descanso en nuestras ajetreadas jornadas.
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