CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS GÁLATAS 3, 26-29
Hermanos:
Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que
os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo.
Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y
mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y, si sois de Cristo, sois
descendencia de Abrahán y herederos de la promesa.
COMENTARIO:
Al
leer este pasaje de san Pablo a los gálatas, tenemos la impresión de que ya en
aquel tiempo costaba entender lo de la igualdad entre pobres y ricos, entre
judíos y gentiles, entre blancos y negros, entre amos y esclavos. Sin embargo,
san Pablo sale al paso para recordarlo: El bautismo nos hace a todos hijos del
mismo Padre y herederos de la misma promesa.
Pues
bien, se conoce que a lo largo de los años, y ya van unos cuantos, los
creyentes hemos hecho poco caso, o tal vez nos resulta fácil entenderlo y
creerlo, pero la vida cotidiana nos desmiente cada día nuestra aparente buena fe. Para el no creyente y para
nosotros mismos es patente nuestra jerarquía de personas: Papa, cardenales,
obispos, sacerdotes, fieles adinerados, simples fieles y el resto. Tan solo es
questión de visitar uno de nuestros templos en el día de la fiesta del santo
patrón: Colocamos a cada uno en su
sitio, procediendo con criterios propios de la sociedad civil, no con criterios
de hermandad cristiana; no con los criterios de Jesús: Los pobres, los
enfermos, los pecadores ocupaban los primeros puestos, eran los primeros
atendidos sin límite de tiempo.
Para
san Pablo todos somos uno en Cristo; y si somos de Cristo somos hijos de
Abraham y herederos de la promesa; pero para ser de Cristo hay que ser
consecuentes con nuestra fe: vivir como hermanos que somos.
Se ve que el mensaje que san Pablo envía a los gálatas era un buen deseo que aún está por realizarse. Aquí nos queda su texto como todo un proyecto a conseguir.
********
No hay comentarios:
Publicar un comentario