jueves, 22 de mayo de 2014

VI DOMINGO DE PASCUA - A

PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PEDRO 3, 15-18
Queridos hermanos:
Glorificad en vuestros corazones a Cristo Señor y estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere; pero con mansedumbre y respeto y en buena conciencia, para que en aquello mismo en que sois calumniados queden confundidos los que denigran vuestra buena conducta en Cristo; que mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal. Porque también Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida.

COMENTARIO

«Mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal».
En esto consiste precisamente el dar razón de nuestra esperanza a todo el que la pidiere: Hacer el bien aun a costa de recibir a cambio males: incomprensión, desagradecimiento, insultos, exigencias…
Esto es lo que hizo Cristo por nosotros: siendo inocente se ofreció a padecer y morir por los pecadores. No hizo distinción entre buenos y malos, entre santos y pecadores.
Este es el testamento que nos dejó: Amaos como yo os he amado. Se trata de un amor universal que va más allá de los amigos y de los que nos corresponden; el amor debe llegar también a los que no nos pueden devolver nuestro favor e incluso a los enemigos, a aquellos que nos responderán con la ingratitud y hasta con el mal.
El conocimiento de Cristo no consiste solo en leer el evangelio para conocer sus palabras y admirar sus obras, sino principalmente en imitar su ejemplo: padecer haciendo el bien, si es la voluntad de Dios. Así lo afirma Pedro en su carta.
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