miércoles, 20 de mayo de 2015

DOMINGO DE PENTECOSTÉS - B

HECHOS DE LOS APÓSTOLES 2, 1-11
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería.
Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos, preguntaban:
- ¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.

COMENTARIO

Por encima de la diversidad, el Espíritu une a todos. Lucas, en su relato, resalta variedad de rasgos propios de la actuación del Espíritu.
En primer lugar, el Espíritu se hace presente donde reina la armonía y en medio de una actitud de oración: Todos perseveraban unidos en la oración junto con María la madre de Jesús en el Cenáculo.
Al Espíritu se le describe como un viento recio que penetra en todas partes y remueve todo; no se detiene ante ningún obstáculo y sopla cuando quiere y en la dirección que quiere y traspasa cualquier frontera: Nadie es capaz de dominarlo para que actúe a su antojo.
Se asemeja a fuego que pulveriza todo mal y purifica a quien lo recibe.
El Espíritu no hace distinción de razas, color de piel, pueblo, religión, lengua, ideología…: Todo hombre de buena voluntad que lo desea ardientemente lo recibe como don.
El Espíritu siempre sorprende enormemente porque no son primera ni necesariamente los sabios y entendidos quienes lo reciben, sino más bien los considerados necios e ignorantes: ¿No son galileos todos esos que están hablando?
Hoy, domingo de Pentecostés, acudamos al templo a participar en la eucaristía: Allí se manifestará una vez más el Espíritu con la riqueza de sus dones, porque el espíritu se manifiesta donde nos reunimos en armonía a orar: Estaban todos reunidos en el mismo lugar.
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