martes, 29 de diciembre de 2009

SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS (1 de enero)-C

SAN LUCAS 2, 16-21

Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores. Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.

COMENTARIO:
Tal vez la clave de acertar a vivir la Navidad en cristiano consista en adoptar la actitud de María ante los diversos acontecimientos que se le presentan en el nacimiento de su hijo: ‘María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón’. Después del encuentro de su hijo en el Templo, san Lucas insiste de nuevo en esta actitud de María.
Los pastores se maravillan de la presencia del ángel, creen y descubren en Belén al Niño: simplemente dan gloria a Dios por lo que han visto y oído. La gente queda admirada de lo que dicen los pastores, pero no pasa de ahí su acción: no acuden a Belén a comprobar el hecho, ni consta que den gloria a Dios por lo que han visto.
Nosotros hemos revivido un año más el Nacimiento del Niño en Belén: hemos escuchado la noticia de los pastores y recordado los signos excepcionales que acontecen en torno a este niño. Quien más y quien menos hemos estudiado en los libros de religión y tal vez hemos leído en la Biblia que Dios se ha encarnado, se ha hecho hombre para salvarnos. Todo esto nos lo sabemos al dedillo. Sin embargo, mientras no hagamos nuestra la actitud de María (‘conservaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón’), nos falta lo fundamental para que el Misterio de la Navidad transforme nuestras vidas.
El año nuevo es una nueva oportunidad. ¡No la desaprovechemos!
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