sábado, 13 de abril de 2013

III DOMINGO DE PASCUA- C

LIBRO DEL APOCALIPSIS 5, 11-14

Yo, Juan, en la visión escuché la voz de muchos ángeles; eran millares y millones alrededor del trono y de los vivientes y de los ancianos, y decían con voz potente:
- Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.
Y oí a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar -todo lo que hay en ellos-, que decían:
- Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloría y el poder por los siglos de los siglos.
Y los cuatro vivientes respondían:
- Amén.
Y los ancianos se postraron rindiendo homenaje.

COMENTARIO

El autor del Apocalipsis nos comenta en palabras exultantes de gozo el bello himno cristológico que inserta en el pasaje que hoy leemos en la eucaristía como segunda lectura.

Se trata de animar a una comunidad de discípulos que están viviendo difíciles momentos de persecución y que no ven cercana la manifestación definitiva del Señor.

Los cristianos de entonces conocían y recitaban, con toda seguridad, este himno en sus celebraciones litúgicas.

Juan acude a las imágenes que nos hablan de una visión idílica en torno al Cordero sacrificado, pero triunfante. Este es alabado por una multitud inmensa a la que se une toda la creación; en ella pretende que se incluyan los propios creyentes, no solo al final de los tiempos, sino ya ahora mientras peregrinan en la tierra en medio de dificultades, particularmente amenazados por la persecución.

También estas palabras de ánimo se dirigen hoy a nosotros y a los creyentes de todos los tiempos. No perdamos la esperanza en participar un día de esa visión celeste que se nos describe hoy con imágenes tan expresivas y que Juan nos invita a unirnos a ella ya desde ahora.
********

No hay comentarios:

Publicar un comentario