jueves, 18 de julio de 2013

XVI DOMINGO ORDINARIO - C

CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS COLOSENSES1, 24-28
Hermanos:
Me alegro de sufrir por vosotros: así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia. Dios me ha nombrado ministro de la Iglesia, asignándome la tarea de anunciaros a vosotros su mensaje completo: el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado en su pueblo santo. Dios ha querido dar a conocer a los suyos la gloria y la riqueza que este misterio encierra para los gentiles: es decir, que Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria. Nosotros anunciamos a este Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para que todos lleguen a la madurez en su vida de Cristo.

COMENTARIO
            San Pablo hace una descripción retrospectiva de lo que ha sido su vida apostólica. Una vez más se pone como ejemplo de discípulo del Señor.
            La vida del apóstol para ser completa ha de incluir el sufrimiento, no porque se busque, sino como consecuencia de su predicación apostólica. El Maestro también completó su vida pasando por la pasión y muerte en la cruz. El mismo camino seguirá el discípulo. Para los judíos resulta un escándalo este modo de proceder y para los gentiles les resultará incomprensible, una necedad; sin embargo, todos los que han seguido el camino del verdadero discipulado han pasado por aquí.
            ¿Seguirá siendo igual en el futuro? La vida apostólica de la Iglesia así lo muestra cada día, en el testimonio de sus mejores apóstoles. Leamos la prensa, escuchemos las noticias de los medios de comunicación, abramos los ojos: Desde la muerte en cruz del Hijo de Dios no ha habido un instante en el mundo en que no haya habido seguidores de Jesús que van dejando su vida testimoniando el amor de Dios hacia la humanidad.
            Llegar a la madurez de vida en Cristo comporta pasar por el sufrimiento.
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