CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS COLOSENSES3, 1-5.9-11
Hermanos:
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de
allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los
bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto; y vuestra vida está
con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces
también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria. Dad muerte a todo
lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la
codicia y la avaricia, que es una idolatría. No sigáis engañándoos unos a
otros. Despojaos de la vieja condición humana, con sus obras, y revestíos de la
nueva condición, que ya se va renovando como imagen de su creador, hasta llegar
a conocerlo. En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles,
circuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres; porque Cristo es la
síntesis de todo y está en todos.
COMENTARIO
Por el bautismo hemos sido incorporados a una vida nueva,
Sin embargo, parece que aún tenemos
una tarea que hacer en la
tierra. La resurrección del Señor nos incorpora a la vida
divina por medio del bautismo; pero ahora somos nosotros quienes hemos de
esforzarnos por vivir de acuerdo con esa nueva condición. Los sacramentos nos
ayudan a mantener viva esa nueva vida; no podemos dejarlo todo al propio empeño
por vivir de acuerdo con el evangelio, necesitamos de la ayuda divina de los
sacramentos.
En la medida que desaparezcan las
diferencias entre nosotros va creciendo nuestra identificación con la imagen
que quiere de nosotros Cristo. Si aún no sentimos al otro como hermano es
evidente que nos queda mucho por conseguir.
**************
No hay comentarios:
Publicar un comentario