CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A FILEMÓN 9b-10.12-17
Querido hermano:
Yo, Pablo, anciano y prisionero por Cristo Jesús, te
recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado en la prisión; te lo envío
como algo de mis entrañas. Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me
sirviera en tu lugar, en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he
querido retenerlo sin contar contigo; así me harás este favor, no a la fuerza,
sino con libertad. Quizá se apartó de ti para que lo recobres ahora para
siempre; y no como esclavo, sino mucho mejor: como hermano querido. Si yo lo
quiero tanto, cuánto más lo has de querer tú, como hombre y como cristiano. Si
me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí mismo.
COMENTARIO
Nos
encontramos ante un texto escrito con suma delicadeza y muy cuidado en su
estilo y contenido. Pablo se muestra respetuoso con las leyes de la época relacionadas
con la esclavitud: El esclavo debe ser devuelto a su dueño; sin embargo, su
doctrina es revolucionaria para aquel tiempo.
Nos encontramos ante una actitud nueva y revolucionaria en la Iglesia: Las relaciones entre amo y siervo deben cambiar si quieren ser fieles al evangelio: Ya no habrá entre vosotros siervos y amos, sino que todos sois hermanos e hijos de un mismo Padre, Dios.
Una primera enseñanza de Pablo es clara: La Iglesia debe adoptar siempre una actitud valiente y decidida superando las leyes que rigen las relaciones entre los hombres. El papa Francisco es un claro ejemplo de lo que debe ser un cristiano hoy: Ante el problema de la inervención en Siria inmediatamente denuncia que la violencia solo engendra violencia, que la guerra no produce paz y lanza al mundo creyente y no creyente la inciativa de unirnos todos en la oración, creyentes y no, por la paz en el mundo. No creo que a los dirigentes del mundo les haya entusiasmado sus palabras y su iniciativa.
Por otra parte, Pablo introduce en la Iglesia un nuevo modo de tratar a los más débiles de la sociedad, los esclavos: han de ser recibidos como verdaderos hermanos. Hoy todavía persiste la esclavitud bajo formas disfrazadas de falsa igualdad.
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