jueves, 17 de octubre de 2013

XXIX DOMINGO ORDINARIO - C

SEGUNDA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A TIMOTEO 3,14- 4,2
Querido hermano:
Permanece en lo que has aprendido y se te ha confiado, sabiendo de quién lo aprendiste, y que desde niño conoces la sagrada Escritura: ella puede darte la sabiduría que, por la fe en Cristo Jesús, conduce a la salvación. Toda Escritura inspirada por Dios es también útil para enseñar, para reprender, para corregir, para educar en la virtud; así el hombre de Dios estará perfectamente equipado para toda obra buena. Ante Dios y ante Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, te conjuro por su venida en majestad: proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, reprocha, exhorta, con toda comprensión y pedagogía.

COMENTARIO
Los creyentes afirmamos que la Escritura está inspirada por el Espíritu. De aquí deducimos que es útil en el camino de la salvación. La Escritura es luz que nos ilumina en medio de las tinieblas de nuestro mundo. San Pablo recomienda la Escritura a Timoteo como medio excelente para reprender, instruir, exhortar, educar en la virtud...
No obstante todo lo dicho, Pablo también es consciente, porque su larga vida y experiencia apostólica se lo dicen, que es necesario insistir y perseverar; no desanimarse ni creer que con una sencilla exposición de la Palabra de Dios ya es suficiente.
El camino de la salvación requiere de la paciencia, la comprensión, el buen tino del apóstol. Los hombres somos tardos en entender, fáciles al desaliento, inconstantes, desconfiados…
Las claves de actuación del buen apóstol, del buen misionero las encontramos en este sencillo pasaje de la carta a Timoteo. La ciencia que hay que enseñar y en la que hay que ahondar es la Escritura, y la pedagogía consiste en ser pacientes, comprensivos, perseverantes…
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