jueves, 19 de diciembre de 2013

IV DOMINGO DE ADVIENTO - A

CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS 1, 1-7
Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios. Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor. Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús. A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

COMENTARIO

San Pablo trata de convencernos de la estrecha relación que hay entre la Encarnación y la Resurrección. Dios se ha encarnado, se ha hecho uno con el hombre; de este modo el hombre y Dios están unidos: Dios se hace humano y el hombre queda divinizado; así el futuro de ambos queda unido índisolublemente. Se trata de algo más que un pacto de amistad: es una unión perfecta. Este misterio encuentra en la Pascua su sentido pleno.
Hay un segundo elemento, que Pablo también subraya. La misión como apóstol es la de hacer llegar ese mensaje a todos los hombres. Así pues, este es nuestro compromiso como apóstoles que somos.
Ya tenemos tarea para esta navidad; y navidad no es un tiempo limitado a unas fechas de fin de año: Siempre es Navidad y ello comporta ser conscientes de la encarnación y de la propia misión, como creyentes que somos.
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