sábado, 4 de enero de 2014

II DOMINGO DE NAVIDAD - A

CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS 1, 3-6.15-18

Bendito sea Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.
Por eso yo, que he oído hablar de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mi oración, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.

COMENTARIO

        San Pablo nos invita en estas navidades a bendecir y a agradecer a Dios Padre que nos ha destinado a ser hijos suyos y por lo tanto a tomar parte en la herencia del Hijo: Nuestros son pues todos los bienes espirituales y celestiales. Y todo nos viene dado en la persona de su hijo, que se hizo uno de nosotros para compartir nuestra suerte.
         Es importante ser conscientes de que Dios nos creó y no nos abandonó nunca. En cada Navidad debemos ser conscientes de estos dones recibidos de Dios.
        Además –afirma San Pablo- Dios Padre nos ha trazado un proyecto de vida acorde con lo que somos: «Ser santos por el amor».
         En un segundo momento del pasaje de su carta, san Pablo se alegra porque siguen un comportamiento acorde con el evangelio y pide para ellos la sabiduría que viene de Dios y les permitirá conocer la esperanza a la que les llama Dios Padre.
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