PRIMERA
CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 1,1-3
Yo, Pablo, llamado a ser apóstol de
Cristo Jesús por designio de Dios, y Sóstenes, nuestro hermano, escribimos a la
Iglesia de Dios en Corinto, a los consagrados por Cristo Jesús, a los santos
que él llamó y a todos los demás que en cualquier lugar invocan el nombre de
Jesucristo, Señor de ellos y nuestro. La gracia y la paz de parte de Dios,
nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros.
COMENTARIO:
Se trata del saludo inicial de Pablo
en su carta a los corintios. Nos recuerda el saludo que el sacerdote nos dirige
al comenzar la
eucaristía. La gracia y la paz nos recuerdan los
dones del Espíritu recibidos en nuestro bautismo. Estos dones no los recibimos
para tenerlos escondidos sino para cuidarlos y hacerlos frutificar.
Cada eucaristía en la que participamos nos refresca todo esto y nos estimula a ser fieles a los compromisos de nuestro bautismo.
Cada eucaristía en la que participamos nos refresca todo esto y nos estimula a ser fieles a los compromisos de nuestro bautismo.
El domingo anterior recordábamos el
bautismo de Jesús y, con él, nuestro propio bautismo. El bautismo nos abre las
puertas a la participación en la eucaristía, en la que recordamos y celebramos
la entrega del Señor por nuestra salvación; al mismo tiempo, en la eucaristía
también nosotros celebramos la entrega diaria de nuestra vida, a ejemplo del
Señor.
Es muy importante que
nos ayuden a recordar todo esto al comienzo de cada eucaristía en la que
participamos.
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