PRIMERA
CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 1, 10-13. 17
Hermanos:
Os
ruego en nombre de nuestro Señor Jesucristo: poneos de acuerdo y no andéis
divididos. Estad bien unidos con un mismo pensar y sentir. Hermanos, me he
enterado por los de Cloe de que hay discordias entre vosotros. Y por eso os
hablo así, porque andáis divididos, diciendo: «Yo soy de Pablo, yo soy de
Apolo, yo soy de Pedro, yo soy de Cristo». ¿Está dividido Cristo? ¿Ha muerto
Pablo en la cruz por vosotros? ¿Habéis sido bautizados en nombre de Pablo? No
me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de
palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.
COMENTARIO
El
problema que aborda aquí Pablo es el de la unidad de las diversas comunidades
cristianas. Esta unidad se ha de fundamentar en tres elementos: el diálogo, la
verdad del evangelio y la fraternidad.
Si
queremos ser creíbles por el mundo de hoy, hemos de constituirnos en una única comunidad
de creyentes. Todos hemos sido bautizados en Cristo, de modo que no hay
cristianos de Pablo, de Pedro ni de Juan; todos somos de Cristo. No obstante,
el peligro de erigirse en líder de un grupo y querer construir así una
comunidad con sello propio, o sea del líder, no ha desaparecido.
San
Pablo invita a la comunidad de creyentes de Corinto a constituirse en una única
comunidad, en la que el centro sea Cristo, quien fue el que murió en la cruz
por todos. Los demás somos solo servidores.
El mensaje de Pablo sigue siendo válido hoy. Así pues,
trabajemos por la unidad mediante el diálogo, la predicación de la verdad del
evangelio y la construcción de la fraternidad entre todos los creyentes.
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