CARTA
DEL APÓSTOL SAN PEDRO 1, 17-21
Queridos hermanos:
Si llamáis Padre al que juzga a cada
uno, según sus obras, sin parcialidad, tomad en serio vuestro proceder en esta
vida. Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de
vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la
sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la
creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por nuestro bien. Por
Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio
gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza.
COMENTARIO
«Tomad en serio vuestro proceder en
esta vida». La Pascua nos llama a la coherencia de vida, a ser consecuentes con
nuestra fe. En nuestras obras los no creyentes tienen que ver el rostro de
Cristo resucitado.
«Os rescataron a precio de la sangre
de Cristo». Por tanto, en todo hombre arde la luz de la imagen de Dios, por muy
desgraciada que consideremos su vida. Esa mínima luz es posible aderezarla de
modo que alumbre a todos los demás. El cristiano es aquel que nunca abandona la
luz de Jerusalén y se encamina hacia la oscura Emaús. El
creyente nunca desespera.
«Por Cristo vosotros
creéis en Dios». Cristo es el camino hacia el Padre. Solamente recorriendo el
camino del Cristo muerto en la Cruz y resucitado llegamos al Padre. La Pascua
es el ‘paso’ hacia el Padre.
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