jueves, 8 de mayo de 2014

IV DOMINGO DE PASCUA - A

CARTA DEL APÓSTOL SAN PEDRO 2, 20b-25
Queridos hermanos:
Si obrando el bien soportáis el sufrimiento, hacéis una cosa hermosa ante Dios. Pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas os han curado. Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas.

COMENTARIO

         Recordemos la finalidad de esta carta: alentar a los cristianos perseguidos a arrostrar los padecimientos por mantenerse fieles a su fe. En este contexto Pedro propone al Maestro como modelo a imitar: seguir el proyecto trazado por él nos llevará a la resurrección gloriosa.
            «Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante». Este fue el proyecto de Jesús, el Hijo de Dios. Ahora bien, ¿Cómo lo llevó acabo? La respuesta nos la da Pedro en su carta: « Cargado con nuestros pecados subió al leño…», de este modo nos dio la nueva vida.
            Ahora al discípulo le toca ahondar en este mensaje, comprender y aceptar el proyecto que está en él. San Pedro nos ayuda en su carta: Haciendo el bien, Jesús aceptó ser condenado, el sufrimiento y la muerte en cruz, pero se puso en manos del justo Juez. Del mismo modo el discípulo debe obrar siempre el bien y soportar el sufrimiento (para esto hemos sido llamados); esta es la forma de no andar descarriados y volver al auténtico pastor y guardián de nuestras vidas.
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