jueves, 25 de septiembre de 2014

XXVI DOMINGO ORDINARIO - A

CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS FILIPENSES (2, 1-11)
Hermanos:
Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por envidia ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús.
Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble --en el Cielo, en la Tierra, en el Abismo-- y toda lengua proclame: “Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre”.

COMENTARIO
«No obréis por envidia ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás».
En la comunidad de Filipos parece que surgieron desavenencias entre los miembros de aquella comunidad cristiana, y no parece que fuera fácil poner fin. Pablo sale al paso con esta breve reflexión y poniendo como modelo al mismo Cristo Jesús: El himno cristológico que inserta en la carta era de sobra conocido por aquellos buenos cristianos y con toda probabilidad lo recitaban en sus asambleas eucarísticos semanales.
Nuestras comunidades cristianas están iniciando un nuevo curso de evangelización y catequesis. Muchos de los que nos encontramos cada semana en nuestras parroquias volvemos a reencontrarnos tras el verano; el tiempo también ayuda a olvidar rencillas, pequeñas envidias, desencuentros…
Las palabras de san Pablo nos ayudarán a comenzar de nuevo: Borrón y cuenta nueva es un estupendo lema para comenzar a trabajar en la evangelización, catequesis, actividades y grupos parroquiales.
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