PRIMERA
CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 1,3-9
Hermanos:
La
gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean
con vosotros. En mi Acción de Gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la
gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús. Pues por él habéis sido
enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros se ha
probado, el testimonio de Cristo. De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros
que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él os mantendrá
firmes hasta el final, para que no tengan de que acusaros en el tribunal de
Jesucristo, Señor Nuestro. Dios os llamó a participar en la vida de su hijo,
Jesucristo, Señor nuestro. ¡Y él es fiel!
COMENTARIO
¡Vigilad!
Con estas palabras nos sorprende el evangelista san Marcos en este domingo de
adviento. La vigilancia ha de ser viva; no basta un estar atentos a ver qué
sucede, a ver cuándo viene el Señor. ¿Hasta cuándo tendremos que esperar?,
¿hasta cuándo va a triunfar el enemigo?, ¿Cuándo rasgarás el cielo y vendrás? Con
estas preguntas se dirigía el pueblo de Israel a Yahvé.
De la
carta de Pablo a los corintios se desprende otro concepto de vigilancia
diferente. Se trata de una vigilancia expectante, activa. Sí, los creyentes
esperamos la manifestación gloriosa de nuestro Señor Jesucristo, manteniéndonos
firmes hasta el final; es decir, viviendo como el Señor vivió y nos enseñó:
entregados por entero a los más necesitados, haciendo realidad la llegada del reino
de hermandad, de justicia, de perdón, de amor… El reino que esperamos no nos
caerá del cielo. El Señor Jesús puso las bases de este reino y nos encomendó la
tarea de continuar su obra. Contamos con todos los dones necesarios para su
construcción y con la fuerza del Espíritu que nos mantendrá firmes hasta el
final, para que no tengan de qué acusarnos.
Así pues, Pablo envía un mensaje de esperanza a la comunidad vigilante
de Corinto, no de miedo ni de amenazas: «No carecéis de ningún don… Él os
mantendrá firmes hasta el final… Dios os llamó a participar en la vida de su hijo,
Jesucristo, Señor nuestro». Y este es el mensaje de adviento que debe llegar a
nuestros cristianos de hoy.
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