jueves, 11 de diciembre de 2014

III DOMINGO DE ADVIENTO - B

PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS TESALONICENSES 5,16-24
Hermanos:
Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. En toda ocasión tened la Acción de Gracias: esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros. No apaguéis el espíritu, no despreciéis el don de profecía; sino examinadlo todo, quedándoos con lo bueno. Guardaos de toda forma de maldad. Que el mismo Dios de la Paz os consagre totalmente, y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor Jesucristo. El que os ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas.

COMENTARIO

Todo Israel estaba en expectación, barruntando que algo excepcional iba a ocurrir. Había aparecido un gran profeta a orillas del Jordán invitando a la conversión. Ahora le preguntan a Jesús, a quien el pueblo tiene también por profeta, qué hay que hacer. La respuesta de Jesús no se hace esperar: les invita a hacer lo que les aconsejó el profeta Isaías y que Juan les está recordando: «Allanad el camino al Señor».
San Pablo a los tesalonicenses les aclara cómo allanar el sendero mientras esperamos la segunda venida del Señor. En primer lugar, hay que vivir alegres: «Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios» (Isaías); y esta alegría nos viene dada, no la alcanzamos nosotros con nuestro esfuerzo. Luego hay que perseverar en la oración, no desanimarse, ser constantes, insistir; la plegaria preferida es la Acción de gracias (Eucaristía). Queda como tarea de cada cual el huir de todo lo malo; y para ello, la mejor forma es apegarse a lo bueno, hacer el bien siempre y a todos. Mantengamos también la esperanza, porque Dios es fiel y no se olvida de sus promesas.
Pienso yo que esto es precisamente lo que hemos de hacer en el tiempo de adviento, es decir durante toda la vida hasta la venida del Señor.
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