FIESTA DEL APÓSTOL SANTIAGO
«Los apóstoles daban testimonio
de la resurrección del Señor Jesús…».
Santiago es un de ellos. Hoy se
nos ofrece como modelo para los que nos profesamos seguidores de Jesús, el
Señor. Él es el primero de los apóstoles en dar testimonio con su propia vida
en Jerusalén, luego siguieron los demás por el mismo camino en otros lugares.
Esta es también nuestra tarea:
dar testimonio del Señor resucitado. La fe que hemos recibido nos impulsa a
ello. La fe es una luz recibida y destinada a iluminar, e iluminamos dando
testimonio.
Sin embargo, hemos de estar
atentos al aviso que nos deja Pablo en la segunda lectura de este día. Llevamos
ese tesoro (la fe) en vasijas de barro; precisamente para que seamos siempre
conscientes de que tal fuerza recibida no es propiedad nuestra, no la hemos
conseguido con nuestro empeño, sino que proviene de Dios. No obstante, esto no
nos debe preocupar en exceso, porque contamos con la fuerza de la divinidad
para mantener intacta la vasija en la que portamos nuestra fe. Es evidente que
con este recurso de la fe, manifestado en palabras, no podemos pretender
convencer, convertir a nadie, y mucho menos con el recurso de la razón. El testimonio es
la clave.
San Matero, en el pasaje del
evangelio que leemos en este día, nos advierte que el testimonio no podemos
darlo desde el poder, desde un puesto de autoridad. Los hijos de Zebedeo pretendían
un lugar importante, pensando tal vez que desde allí podrían ser mejores
testigos del Maestro, excelentes transmisores de la fe, pero Jesús les advierte
de su error: «El que quiera ser el primero entre vosotros, que sea vuestro
esclavo».
A los apóstoles les cuesta
entender todo esto, pero sabemos que terminaron por dar testimonio de su fe
hasta derramar su sangre.
***********
No hay comentarios:
Publicar un comentario