jueves, 12 de noviembre de 2015

XXXIII DOMINGO ORDINARIO - B

LIBRO DE DANIEL 12, 1-3
Por aquel tiempo se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo: Serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para vida perpetua, otros para ignominia perpetua. Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad.

COMENTARIO

El estilo apocalíptico del texto nos puede perder a la hora de querer captar el mensaje de salvación que nos quiere transmitir el autor sagrado. Más allá de las imágenes simbólicas hemos de tratar de ahondar en las ideas que nos transmite.
El contexto se sitúa en momentos de especial dificultad para el pueblo: Son tiempos de persecución y de martirio; sin embargo, la promesa de tiempos mejores de salvación está presente en el relato bíblico.
Esta manera apocalíptica de entender la historia del pueblo es aplicable a la historia de la humanidad en general y así lo entienden los escritores sagrados de esta última etapa de la historia dolorosa del pueblo.
Así, hemos de entender que nuestra propia historia no estará exenta del dolor, de las persecuciones y del martirio. Más allá se vislumbra la esperanza del juicio salvador de Dios, porque la historia del pueblo y de la humanidad la dirige el propio Dios. Antes de este final glorioso se anuncia un juicio severo por parte de Dios, pero sus elegidos, que esperaron en él, nada han de temer, porque el juicio es de salvación para ellos.
Mientras esperamos este final glorioso hemos de vivir la vida presente con fortaleza, serenidad, constancia y paciencia. No obstante, Dios no se hará esperar y hará justicia a sus elegidos que le invocan día y noche (Lc. 18,7).
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