LIBRO
DE MIQUEAS 5,1-4a
Así
dice el Señor:
Pero
tú, Belén de Efratá, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de
Israel. Su origen es desde lo antiguo, de tiempo inmemorial. Los entrega hasta
el tiempo en que la madre dé a luz, y el resto de sus hermanos retornarán a los
hijos de Israel. En pie pastoreará con la fuerza del Señor, por el nombre
glorioso del Señor su Dios. Habitarán tranquilos porque se mostrará grande hasta
los confines de la tierra, y esta será nuestra paz.
COMENTARIO
Dos ideas llaman la atención por
encima del resto del mensaje de la primera de las lecturas de este domingo de
adviento: el origen del plan salvador de Dios y la estrategia para llevar a
cabo este plan.
«Su origen es desde antiguo».
Dios proyectó un plan salvador de la humanidad desde los comienzos, desde el
momento del primer pecado de Adán en el paraíso. A lo largo de la historia
convulsa de Israel Dios siempre se reservó un resto, portador del mensaje de
salvación, hasta el día que decidió encarnarse, en la persona de su hijo, en la
humanidad y compartir así nuestra historia. Los profetas fueron los encargados
de recordarlo en las diversas etapas de la historia.
«Pero tú, Belén de Efratá,
pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel». Aquí está
escondida la estrategia, la pedagogía de Yahvé en llevar a cabo su plan de
salvación. Dios no pone su mirada en los reinos poderosos, en los grandes
imperios para realizar su proyecto. Yahvé se fija en un pueblo insignificante,
que pasa inadvertido para el hombre: En Belén de Judá Dios se hace hombre y
comienza la restauración, la redención, la salvación. Tampoco escoge un gran
personaje, una reina o emperatriz como madre de su hijo: Yahvé se fija en una
humilde mujer de Nazaret como esposa de José de la estirpe del rey David, para
cumplir así la promesa que en su día el profeta Natán hizo al rey David.
Todos estos hechos nos conducen a
seguir pensando que Dios sigue actuando su plan de salvación siendo fiel a su
pedagogía de siempre. Es a través de los más pequeños, de los más pobres, de
los que menos cuentan en las estrategias humanas para alcanzar el éxito, como
Dios está salvando a la humanidad.
Así mismo, hemos de ser conscientes que solo a través de la pedagogía y
estrategia de Dios como nosotros estamos llamados a colaborar en la
construcción del Reino, en la salvación de la humanidad. Solo a través de los
medios más sencillos, contando con los más pobres, humildes y desheredados de
la sociedad como conseguiremos hacer avanzar el plan salvador de Dios.
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