jueves, 17 de diciembre de 2015

IV DOMINGO DE ADVIENTO - C

LIBRO DE MIQUEAS 5,1-4a
Así dice el Señor:
Pero tú, Belén de Efratá, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel. Su origen es desde lo antiguo, de tiempo inmemorial. Los entrega hasta el tiempo en que la madre dé a luz, y el resto de sus hermanos retornarán a los hijos de Israel. En pie pastoreará con la fuerza del Señor, por el nombre glorioso del Señor su Dios. Habitarán tranquilos porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra, y esta será nuestra paz.

COMENTARIO

Dos ideas llaman la atención por encima del resto del mensaje de la primera de las lecturas de este domingo de adviento: el origen del plan salvador de Dios y la estrategia para llevar a cabo este plan.
«Su origen es desde antiguo». Dios proyectó un plan salvador de la humanidad desde los comienzos, desde el momento del primer pecado de Adán en el paraíso. A lo largo de la historia convulsa de Israel Dios siempre se reservó un resto, portador del mensaje de salvación, hasta el día que decidió encarnarse, en la persona de su hijo, en la humanidad y compartir así nuestra historia. Los profetas fueron los encargados de recordarlo en las diversas etapas de la historia.
«Pero tú, Belén de Efratá, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel». Aquí está escondida la estrategia, la pedagogía de Yahvé en llevar a cabo su plan de salvación. Dios no pone su mirada en los reinos poderosos, en los grandes imperios para realizar su proyecto. Yahvé se fija en un pueblo insignificante, que pasa inadvertido para el hombre: En Belén de Judá Dios se hace hombre y comienza la restauración, la redención, la salvación. Tampoco escoge un gran personaje, una reina o emperatriz como madre de su hijo: Yahvé se fija en una humilde mujer de Nazaret como esposa de José de la estirpe del rey David, para cumplir así la promesa que en su día el profeta Natán hizo al rey David.
Todos estos hechos nos conducen a seguir pensando que Dios sigue actuando su plan de salvación siendo fiel a su pedagogía de siempre. Es a través de los más pequeños, de los más pobres, de los que menos cuentan en las estrategias humanas para alcanzar el éxito, como Dios está salvando a la humanidad.
Así mismo, hemos de ser conscientes que solo a través de la pedagogía y estrategia de Dios como nosotros estamos llamados a colaborar en la construcción del Reino, en la salvación de la humanidad. Solo a través de los medios más sencillos, contando con los más pobres, humildes y desheredados de la sociedad como conseguiremos hacer avanzar el plan salvador de Dios.
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