miércoles, 13 de enero de 2016

II DOMINGO ORDINARIO - C

LIBRO DE ISAÍAS 62, 1,5
Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que rompa la aurora su justicia y su salvación llamee como antorcha. Los pueblos verán su justicia, y los reyes tu gloria; te pondrán un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios. Ya no te llamaran la "abandonada", ni a tu tierra "devastada"; a ti te llamaran "Mi favorita", y a tu tierra "Desposada". Porque el Señor te prefiere a ti y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así se desposa el que la construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.

COMENTARIO

El pueblo se encuentra en unos momentos de dificultad, sin ver una fácil salida a su situación tras la vuelta del exilio de Babilonia. Son momentos cruciales en los que se añoran los tiempos pasados cuando Yahvé caminaba con su pueblo a través del desierto y se sucedían los prodigios a favor del pueblo con signos portentosos.
Es precisamente en estos momentos cuando surge de nuevo la voz de un profeta, Isaías. Una vez más, Yahvé, por boca de su profeta, alienta la esperanza del pueblo con hermosas palabras, llenas de imágenes reveladoras sobre el futuro de Israel. Es Yahvé quien recuerda a su pueblo amado, que mantiene sus promesas, que sigue siendo fiel a su palabra dada y recordada a través de los siglos. El infiel es el pueblo que no responde a las expectativas que su Dios ha puesto en él.
La imagen de los desposorios, tan recurrida por el profeta Oseas, se oye de nuevo en medio del Israel. Pese a la infidelidad de la esposa, Israel, el esposo, Yahvé, vuelve a sentir la misma alegría que siente un marido con su esposa cuando la recupera.
Este texto, trasladado en el tiempo, hemos de entender que también nos habla a nosotros, el nuevo pueblo de la alianza. Dios no cesa en su empeño de llevar a su Iglesia al cumplimiento de su misión en la tierra: la instauración definitiva del Reino de su hijo.
En momentos de desaliento, cuando veamos que todo se nos derrumba, que nos acosan por todas partes, como afirmaba el propio Pablo, o que hemos sido infieles a Dios, recurramos de nuevo a este texto de Isaías, que confortará nuestro ánimo: Porque el Señor te prefiere a ti… El mismo papa actual nos alienta en estos momentos titulando su último libro: El Nombre de Dios es Misericordia.
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