LIBRO DE ISAÍAS 43, 16-21
Así dice el Señor, que abrió camino en el mar y senda en
las aguas impetuosas; que sacó a batalla carros y caballos, tropa con sus
valientes: caían para no levantarse, se apagaron como mecha que se extingue. No
recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo, mirad que realizo algo nuevo;
ya está brotando. ¿No lo notáis? Abriré un camino por el desierto, ríos en el
yermo; me glorificarán las bestias del campo, chacales y avestruces, porque
ofreceré agua en el desierto, ríos en el yermo, para apagar la sed de mi
pueblo, de mi escogido, el pueblo que yo formé, para que proclamara mi
alabanza.
COMENTARIO
En Jesús siempre podemos descubrir algo nuevo. De novedad
nos habla el profeta Isaías: «No recordéis lo de antaño, no penséis en lo
antiguo, mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando». San Pablo exhorta a
los filipenses a mirar hacia la meta y no hacia atrás: «Olvidándome de lo que
queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta,
para ganar el premio».
El papa Francisco también nos exhorta constantemente a
poner nuestra mirada en el futuro, en lo que está por llegar y que ya está
brotando. Así como sucede con las estaciones del año, con frecuencia nuestra
vivencia cristiana cae en el invierno y se adormece. Hoy el papa nos invita a
despertar, pues ya está brotando la novedad, la nueva vivencia de la fe. Ahora
nos cuesta verla, porque los brotes son aún muy incipientes, pero ahí están. La
fe en Europa está aletargada, pero brota con fuerza en África, Hispanoamérica,
Asia y aún, a pesar de las persecuciones de los cristianos en países árabes, la
fe se resiste a perecer. Los misioneros que allí quedan nos hablan de aumento
de conversiones al cristianismo: El testimonio de los nuevos mártires del siglo
XXI interroga a quienes admiran su valentía y la fuerza invencible de su fe.
«Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo» -dice
el profeta Isaías. Es la misma invitación que nos hace el papa Francisco a
enfrentarnos al futuro con ilusión, porque es la actuación de Dios
misericordioso y no la nuestra la que hace posible la novedad de nuestra fe y
la realización del proyecto del Reino. El papa quiere que abramos nuevos
caminos y que brote la frescura de la fe cristiana a través de la misericordia.
«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso» (Lc 6, 36).
Los creyentes estamos llamados a hacer visible para el
mundo la novedad de la salvación en el momento de la historia en el que nos ha
tocado vivir. ¡Despertemos a Europa de su prolongado letargo de la fe, la fe
cristiana que le hizo ser el continente más admirado del planeta.
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