LIBRO DEL ECLESIÁSTICO 3, 17-18.20.28-29
Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán
más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas, y
alcanzarás el favor de Dios; porque es grande la misericordia de Dios, y revela
sus secretos a los humildes. No corras a curar la herida del cínico, pues no
tiene cura, es brote de mala planta. El sabio aprecia las sentencias de los
sabios, el oído atento a la sabiduría se alegrará.
COMENTARO
El autor sagrado recoge una serie de proverbios
relacionados con la naturaleza y beneficios de la verdadera sabiduría, que él
identifica con el temor de Dios.
Alguien ha dicho que el orgullo lo adquirimos a lo largo de
la vida y que la humildad es bendición de Dios. Esta humildad hemos de
pedírsela constantemente a Dios Padre y rogar con insistencia que nos libre de
todo orgullo.
De esto es de lo que nos habla también el evangelio de este
domingo: Los primeros serán los últimos y los últimos, los primeros.
Estemos siempre abiertos a nuevos conocimientos, porque la
vida nos sorprende cada día. Quien asegura que ya sabe todo lo que tiene que
aprender carece de la humildad que hoy se nos recomienda.
El cantautor argentino Facundo Cabral nos alecciona con
estos hermosos versos: «Aprende del agua porque el agua es
humilde y generosa con cualquiera,
aprende del
agua que toma la forma de lo que la
abriga:
en el mar es
ancha, angosta y rápida en el río,
apretada en la copa;
sin embargo, siendo blanda, labra la piedra dura».
La sabiduría
popular cataloga la humildad entre las grandezas humanas y, según el autor
sagrado, es también del agrado de Dios, quien favorece a quien procede con
humildad en la vida.
Hermosa
lección la de hoy para iniciar un nuevo curso y para reincorporarse al trabajo
tras el descanso vacacional.
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