Gálatas 4, 4-7
Hermanos: Cuando
se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley , para rescatar a los que
estaban bajo la Ley ,
para que recibiéramos el ser hijos por adopción. Como sois hijos, Dios envió a
vuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: «¡Abba! Padre». Así que ya
no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad
de Dios.
COMENTARIO
Pablo
comienza recordándonos los tiempos anteriores a la venida del Hijo de Dios.
Todos estábamos sometidos a la Ley :
el pedagogo que nos guiaba en nuestra relación con Dios. A partir de la venida
del Hijo de Dios ya no necesitamos la
Ley , porque todos hemos sido hechos hijos adoptivos por Dios,
a quien podemos llamar, con todo derecho, Padre.
¡Qué
mejor comienzo de año el recordar esta filiación! Reemprendamos el nuevo año
sintiéndonos hijos, no esclavos ni simples empleados. Con la confianza que da
el ser hijos, reiniciemos el camino que nos lleva a la casa paterna. Extendamos
la Buena Noticia
de la filiación divina de todos los hombres. Esto es precisamente lo que
intenta Pablo en su carta a los Gálatas: Todos cabemos en el corazón del Padre
y todos participamos de la misma herencia del Hijo: la vida divina, la
felicidad plena.
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