martes, 27 de diciembre de 2016

SANTA MARÍA MADRE DE DIOS - A

Gálatas 4, 4-7

Hermanos: Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción. Como sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: «¡Abba! Padre». Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.

COMENTARIO

Pablo comienza recordándonos los tiempos anteriores a la venida del Hijo de Dios. Todos estábamos sometidos a la Ley: el pedagogo que nos guiaba en nuestra relación con Dios. A partir de la venida del Hijo de Dios ya no necesitamos la Ley, porque todos hemos sido hechos hijos adoptivos por Dios, a quien podemos llamar, con todo derecho, Padre.

¡Qué mejor comienzo de año el recordar esta filiación! Reemprendamos el nuevo año sintiéndonos hijos, no esclavos ni simples empleados. Con la confianza que da el ser hijos, reiniciemos el camino que nos lleva a la casa paterna. Extendamos la Buena Noticia de la filiación divina de todos los hombres. Esto es precisamente lo que intenta Pablo en su carta a los Gálatas: Todos cabemos en el corazón del Padre y todos participamos de la misma herencia del Hijo: la vida divina, la felicidad plena.
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