jueves, 16 de febrero de 2017

VII DOMINGO ORDINARIO - A

Primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3, 16-23

Hermanos:
¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros.
Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio.
Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: «Él caza a los sabios en su astucia.» Y también: «El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos.» Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.

COMENTARIO

¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
En esta expresión de la primera carta de san Pablo a los corintios está la clave de la nueva vida inaugurada por Cristo. Tenemos que ser conscientes de esta realidad: somos templos de Dios y, por tanto, el Espíritu de Dios está dentro de nosotros.

De aquí hemos de deducir que nuestro comportamiento ha de ir acorde a esta realidad que somos. Hasta ahora hemos vivido en la ignorancia de lo que realmente somos, pero ahora se nos ha revelado quiénes somos realmente: templos de Dios. Nuestro actuar ya no puede ser como el de los que no creen, porque nosotros sí sabemos lo que somos y a quién representamos: somos hijos de Dios y como tal hemos de actuar. Este es el mensaje de Pablo a la comunidad de Corinto y que sigue siendo válido para nosotros.
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