jueves, 23 de febrero de 2017

VIII DOMINGO ORDINARIO - A

LIBRO DE ISAÍAS 49, 14-15
Sión decía:
«Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado».
¿Puede una madre olvidar al niño que amamanta, no tener compasión del hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvidara, yo no te olvidaré.

COMENTARIO

Hoy nos podemos preguntar a nosotros mismos: ¿Qué imagen de Dios tenemos? ¿Quién y qué es Dios para nosotros?
Isaías sale al paso de un pueblo desorientado, desilusionado, desesperanzado y tal vez desesperado. Muchos de los salmos que hoy recitamos también nosotros nos transmiten momentos de dolor, de desesperación y desesperanza. ¿Se habrá olvidado Dios de nosotros? ¿No será que nosotros nos hemos olvidado de Dios? ¿Hemos olvidado la imagen de Dios que contemplábamos en nuestras madres cuando niños, cuando dependíamos totalmente de sus cuidados maternales?
Isaías presenta a la madre como la imagen que podemos encontrar más cercana a Dios. Es más el profeta afirma que Dios es más que una madre, porque aunque una madre se olvidara del hijo de sus entrañas, Dios nunca se olvidará de sus criaturas.
¿Qué más y qué mejor se puede decir de Dios?
Sin embargo, nos sucede con cierta frecuencia que elaboramos en nuestra mente una imagen de Dios que no se corresponde con el verdadero rostro de Dios. Hoy ponemos nuestra esperanza en el dios dinero, en el propio bienestar, la comodidad personal, el goce individual. En nuestro mundo occidental hemos creído encontrar el dios que nos proporcionará una vida feliz. Los refugiados, los pobres, los hambrientos, los enfermos, los ancianos, mendigando unas migajas de nuestro paraíso particular amurallado, nos molestan y estorban.
Hemos olvidado al Dios del profeta Isaías, una madre llena de entrañas de misericordia; y no creemos en el Dios del evangelio, el Dios de Jesús, que se cuida cada día de las florecillas del campo y proporciona el alimento a las aves del cielo.
Jesús, el Señor, y el profeta Isaías nos invitan a retornar a la fe en el Dios de entrañas de misericordia y preocupado del bienestar de sus criaturas.
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