EZEQUIEL 34,
11-12. 15-17
Esto dice el Señor Dios:
«Yo mismo buscaré mi rebaño y lo cuidaré.
Como cuida un pastor de su grey dispersa, así cuidaré yo de mi
rebaño y lo libraré, sacándolo de los lugares por donde se había dispersado un
día de oscuros nubarrones.
Yo mismo apacentaré mis ovejas y las haré reposar - oráculo del
Señor Dios.
Buscaré la oveja perdida, recogeré a las descarriadas; vendaré a
las heridas; fortaleceré a la enferma; pero a la que está fuerte y robusta la
guardaré: la apacentaré con justicia».
En cuanto a vosotros, mi rebaño, esto dice el Señor: «Yo voy a
juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío».
COMENTARIO
Este
texto del profeta Ezequiel es uno de los discursos proféticos más valorados del
Antiguo Testamento. El pueblo se encuentra en el destierro de Babilonia, donde
ha sido llevado por el mal gobierno de sus dirigentes. Dios se presenta como el
verdadero guía del pueblo. Dios se ha compadecido de verlos sufrir y va a
ponerse al frente de esa marcha de retorno a su tierra. Al mismo tiempo, será
un ejemplo para que los nuevos dirigentes aprendan a guiar al pueblo.
Es
importante la imagen del pastor con la que el profeta presenta a Dios como guía
del pueblo: «Como cuida un pastor de su grey
dispersa, así cuidaré yo de mi rebaño y lo libraré». Dios será un pastor celoso
de su rebaño: Yo mismo buscaré, cuidaré, apacentaré, liberaré, haré reposar a mis
ovejas. «Buscaré la oveja perdida, recogeré a las descarriadas; vendaré a las
heridas; fortaleceré a la enferma; pero a la que está fuerte y robusta la
guardaré: la apacentaré con justicia -dice el Señor».
Este es el modelo de guía,
de gobernante y de pastor espiritual que debemos imitar. Es válido para los
tiempos de Ezequiel y para nuestros tiempos.
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