jueves, 23 de noviembre de 2017

XXXIV DOMINGO ORDINARIO - A: CRISTO REY

EZEQUIEL 34, 11-12. 15-17
Esto dice el Señor Dios:
«Yo mismo buscaré mi rebaño y lo cuidaré.
Como cuida un pastor de su grey dispersa, así cuidaré yo de mi rebaño y lo libraré, sacándolo de los lugares por donde se había dispersado un día de oscuros nubarrones.
Yo mismo apacentaré mis ovejas y las haré reposar - oráculo del Señor Dios.
Buscaré la oveja perdida, recogeré a las descarriadas; vendaré a las heridas; fortaleceré a la enferma; pero a la que está fuerte y robusta la guardaré: la apacentaré con justicia».
En cuanto a vosotros, mi rebaño, esto dice el Señor: «Yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío».

COMENTARIO

Este texto del profeta Ezequiel es uno de los discursos proféticos más valorados del Antiguo Testamento. El pueblo se encuentra en el destierro de Babilonia, donde ha sido llevado por el mal gobierno de sus dirigentes. Dios se presenta como el verdadero guía del pueblo. Dios se ha compadecido de verlos sufrir y va a ponerse al frente de esa marcha de retorno a su tierra. Al mismo tiempo, será un ejemplo para que los nuevos dirigentes aprendan a guiar al pueblo.
Es importante la imagen del pastor con la que el profeta presenta a Dios como guía del pueblo: «Como cuida un pastor de su grey dispersa, así cuidaré yo de mi rebaño y lo libraré». Dios será un pastor celoso de su rebaño: Yo mismo buscaré, cuidaré, apacentaré, liberaré, haré reposar a mis ovejas. «Buscaré la oveja perdida, recogeré a las descarriadas; vendaré a las heridas; fortaleceré a la enferma; pero a la que está fuerte y robusta la guardaré: la apacentaré con justicia -dice el Señor».
Este es el modelo de guía, de gobernante y de pastor espiritual que debemos imitar. Es válido para los tiempos de Ezequiel y para nuestros tiempos.
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