ISAÍAS 61,1-2a.10-11
El Espíritu del Señor, Dios, está
sobre mí, porque el Señor me ha ungido.
Me ha enviado para dar la buena
noticia a los pobres, para curar los corazones desgarrados, proclamar la
amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad; para proclamar un año
de gracia del Señor.
Desbordo de gozo en el Señor, y me
alegro con mi Dios: porque me ha puesto un traje de salvación, y me ha envuelto
con un manto de justicia, como novio que se pone la corona, o novia que se
adorna con sus joyas.
Como el suelo echa sus brotes, como un
jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los
himnos ante todos los pueblos.
COMENTARIO
El profeta Isaías proclama un año de
gracia, de perdón para todos. «Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi
Dios». «El Espíritu del Señor, Dios, Me ha enviado para dar la buena noticia».
Esta buena noticia es, sobre todo, para los pobres, los encarcelados y
pecadores. Es el propio Dios –afirma- quien viene a implantar la justicia. Por
ello hemos de estar alegres y vestirnos con traje de fiesta, como el novio para
la boda o la novia que se adorna con sus joyas más valiosas. Es un hermoso
sueño que se hará realidad, como la primavera hace germinar las semillas y los
brotes tiernos en los árboles.
Hoy la buena noticia del profeta
Isaías es la noticia del Hijo de Dios que se hace hombre. Esto es lo que
celebramos los cristianos en Navidad. Por ello hemos de estar alegres y
preparar con esmero la celebración de este acontecimiento de nuestra historia
de salvación.
El profeta
nos recuerda que nuestra redención no es iniciativa nuestra sino del amor sin
límites de Dios. Es Dios quien ha decidido dar un rumbo nuevo a la historia
humana y divinizarla: «Yo he venido para que tengáis vida y la tengáis en
abundancia» (Jn 10,10).
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