jueves, 14 de diciembre de 2017

III DOMINGO DE ADVIENTO - B

ISAÍAS 61,1-2a.10-11
El Espíritu del Señor, Dios, está sobre mí, porque el Señor me ha ungido.
Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para curar los corazones desgarrados, proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad; para proclamar un año de gracia del Señor.
Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha puesto un traje de salvación, y me ha envuelto con un manto de justicia, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas.
Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos.

COMENTARIO

El profeta Isaías proclama un año de gracia, de perdón para todos. «Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios». «El Espíritu del Señor, Dios, Me ha enviado para dar la buena noticia». Esta buena noticia es, sobre todo, para los pobres, los encarcelados y pecadores. Es el propio Dios –afirma- quien viene a implantar la justicia. Por ello hemos de estar alegres y vestirnos con traje de fiesta, como el novio para la boda o la novia que se adorna con sus joyas más valiosas. Es un hermoso sueño que se hará realidad, como la primavera hace germinar las semillas y los brotes tiernos en los árboles.
Hoy la buena noticia del profeta Isaías es la noticia del Hijo de Dios que se hace hombre. Esto es lo que celebramos los cristianos en Navidad. Por ello hemos de estar alegres y preparar con esmero la celebración de este acontecimiento de nuestra historia de salvación.

El profeta nos recuerda que nuestra redención no es iniciativa nuestra sino del amor sin límites de Dios. Es Dios quien ha decidido dar un rumbo nuevo a la historia humana y divinizarla: «Yo he venido para que tengáis vida y la tengáis en abundancia» (Jn 10,10).
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