miércoles, 19 de junio de 2024

XII DOMINGO ORDINARIO - B

 Mc 4,35-40

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:

-Vamos a la otra orilla.

Dejando a la gente, se lo llevaron en la barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciendo:

-Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?

Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago:

-¡Silencio, cállate!

El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo:

-¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?

Se quedaron espantados y se decían unos a otros:

-¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!

 

COMENTARIO

El atardecer presagia la inminente llegada de la noche. Luego acontece progresivamente todo lo demás: oscuridad, dificultades, temores… ¿Qué hacer? Una posibilidad es la de quedarse con los brazos cruzados, sin hacer nada; pero el oleaje del lago no lo permite, al menos hay que agarrarse para no irse por la borda. Esta es la situación que nos describe san Marcos hoy.

Aquí tenemos una imagen muy descriptiva de nuestra propia vida, de nuestra Iglesia, de nuestra Comunidad Cristiana: miedosos, recelosos, desconfiados, críticos, indiferentes; sin embargo, también abundan los santos. Los santos tienen la rara virtud de transformar el atardecer de la vida en amanecer de deslumbrante esperanza, y todo porque tienen un grano de mostaza de fe. Así derriban muros infranqueables, sortean escollos escabrosos, escalan cumbres inalcanzables; todo gracias a una migaja de fe, sin intervenir en las decisiones personales de nadie ni en el funcionamiento previsto de las leyes naturales.

¿Por qué hay tanta desilusión y falta de ánimo en tantas personas y en nuestras comunidades cristianas? ¿Estamos cansados? ¿Nos sentimos abandonados por Dios Padre? ¿Por qué hay tan pocos cristianos comprometidos? ¿Por qué hay tan pocos jóvenes que sigan la llamada del sacerdocio, de la vida religiosa, del compromiso cristiano?

Preguntas similares a estas se debían hacer aquellas primitivas comunidades cristianas: ya no eran las cosas como en los tiempos de los apóstoles. Y viene la tentación: ¡Volvamos atrás, a las antiguas costumbres, a las normas seguras, a las estructuras estables! Pero esto es retroceder, y el cristiano está llamado a avanzar en la construcción del Reino.

¿Qué hacer entonces? San Pedro, el primer guía de nuestra comunidad cristiana nos sale al paso en su carta: «Descargad en Dios todo vuestro agobio, que a él le interesa vuestro bien» (1Ped 5, 7). Dios nos ha creado y Dios Padre no abandona a sus hijos; decimos que es providente: vigila y está atento a nuestro obrar y a lo que nos ocurre en cada momento. Ante cualquier dificultad, por imposible que nos parezca, nos invita a ser creativos como él. ¿Creemos de verdad que estamos en sus manos y que él tiene la última palabra sobre el mal y la muerte? San Marcos nos sale al encuentro en este domingo para recordarnos el mensaje del Señor en la barca en medio del lago: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?».

Este relato de Marcos refleja muy bien nuestra propia vida. El mar encrespado simboliza las dificultades de la vida a las que nos enfrentamos cada día. Cuando todo nos va bien, ¿qué necesidad hay de acordarse de Dios? Sin embargo, cuando surge la dificultad sentimos la necesidad imperiosa de buscar a Dios que nos dé seguridad. En el relato de Marcos Jesús despierta, calma el mar en primer lugar y luego tranquiliza también a sus discípulos. Les recuerda que Dios está ahí y nos protege; nuestra vida está en sus manos, no nos abandona jamás. Él tiene la última palabra sobre todos los males que nos inquietan y amenazan nuestra vida. Jesús les recuerda que nadie naufragará en medio del mar encrespado de la vida; a Dios Padre no se le pierde ninguno de sus hijos, nadie naufragará en el oleaje encrespado de la vida humana.

¿Lo creemos así? Que la eucaristía dominical robustezca nuestra fe y anime nuestra esperanza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario