miércoles, 8 de enero de 2025

BAUTISMO DEL SEÑOR - C

 Lc 3, 15-16.21-22

    En aquel tiempo el pueblo estaba en expectación y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías: él tomó la palabra y dijo a todos:

- Yo os bautizo con agua, pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandaliasÉl os bautizará con Espíritu Santo y fuego. En un bautismo general Jesús también se bautizó. Y mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo:

-Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.

 

COMENTARIO

«Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco». «Manifestará la justicia a las naciones». «No vacilará, no se quebrará, hasta implantar la justicia». Sin gritos, sin voces, sin violencia (Isaías).

Dios «envió su palabra a los hijos de Israel, anunciando la Buena Nueva de la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos» (Hechos de los apóstoles).

«Tú eres mi hijo, el amado; en ti me complazco» (Evangelio de Lucas).

Hoy, el último día de Navidad, Dios Padre nos presenta a su hijo a todos los hombres que buscan la paz, a todos los hombres de buena voluntad. Nosotros estamos entre ellos.

Los que han aceptado al hijo de Dios a lo largo de toda la historia de la humanidad pueden dar fe de las palabras que pronuncia Pedro acerca de Jesús en la mañana de la Resurrección: «Pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él» (Hechos de los apóstoles).

San Lucas quiere darnos a entender que el bautismo de Jesús es algo más que un mero evento social: fiesta religiosa y familiar por la entrada de un nuevo miembro en las estadísticas de número de fieles en el seno de una comunidad religiosa. Nada de esto parece entender Lucas por bautismo.

Por el Bautismo, Jesús es confirmado por el Padre en su proyecto de vida. El Espíritu Santo y el fuego tienen poco que ver con un proyecto de vida ‘light’: festivo, cómodo y placentero. No en vano san Lucas pone estas palabras en boca de Juan el Bautista: hombre recio, austero, de palabras claras y exigentes. Jesús no vino al mundo invitado a una fiesta y mucho menos a organizarla: se encarnó en la debilidad humana para redimirla.

Hoy recordamos el día de su presentación en sociedad. El Padre nos lo presenta como hombre de bien que viene a traer paz, implantando la justicia en el mundo.

Cuando una familia cristiana acude a la parroquia a presentar a su hijo para ser bautizado debe ser consciente que viene a presentarnos a un nuevo miembro que se une al proyecto común de paz y justicia de la Iglesia. Antiguamente se decía que cuando un hijo venía al mundo venía con un pan bajo el brazo, dando a entender que aportaría un beneficio económico a la familia, hoy debemos ser conscientes que también viene con un proyecto de colaboración en la construcción del reino de Dios. Los padres, educadores y la propia comunidad parroquial son los responsables de hacer crecer ese proyecto durante la infancia y juventud de los recién incorporados a la comunidad.

En este día seamos especialmente conscientes que, como bautizados, asumimos el seguimiento de Jesús: con el bautismo nos unimos al proyecto del Maestro de rescatar al mundo del pecado y la infelicidad para llevarlo al gozo de la gloria de Dios Padre.

Acojamos con fe y esperanza el bautismo con Espíritu Santo y fuego del que nos habla san Juan Bautista.

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