jueves, 29 de septiembre de 2016

XXVII DOMINGO ORDINARIO - C

PROFECÍA DE HABACUC 1, 2-3; 2, 2-4
¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que me oigas, te gritaré: ¡Violencia!, sin que me salves?
¿Por qué me haces ver crímenes y contemplar opresiones?
¿Por qué pones ante mí destrucción y violencia, y surgen disputas y se alzan contiendas?
Me respondió el Señor:
«Escribe la visión y grábala en tablillas, que se lea de corrido; pues la visión tienes un plazo, pero llegará a su término sin defraudar. Si se atrasa, espera en ella, pues llegará y no tardará. Mira, el altanero no triunfará; pero el justo por su fe vivirá».

COMENTARIO

«El justo vivirá por su fe» (Hab 2, 4). «Reaviva el don de Dios que hay en ti» (Tim 1, 6). «Señor, auméntanos la fe» (Lc 17, 5).
Las lecturas de este domingo insisten en la importancia de mantenerse firmes en la fe que hemos recibido. En el evangelio los discípulos piden a Jesús que les aumente su fe.
Todos los textos que encontramos en la Escritura nos hacen deducir que no es fácil mantener la fe, que es necesario cuidarla, rogar al Padre que nos ayude a conservarla y que nos la incremente.
Experiencias constantes encontramos en la Biblia de las reiteradas infidelidades del pueblo de Israel, a pesar de las innumerables pruebas de protección de Yahvé. Tan solo un resto se mantiene fiel.
La tentación de la infidelidad está ahí ante nuestra vista. Hay momentos difíciles en la vida de cada uno de nosotros que nos incitan a abandonar, a perder toda esperanza, a preguntarnos dónde estaba Dios en esos momentos, por qué tanta guerra, tanto sufrimiento de inocentes, por qué siguen triunfando los perversos y fracasando los justos, por qué tarda tanto en actuar Dios a favor del honrado e inocente, a qué espera...
Hoy el profeta insiste por enésima vez que Dios no nos defraudará y lo expresa citando palabras textuales de Yahvé: «… llegará a su término sin defraudar». «… espera en ella, pues llegará y no tardará».

Ahora bien, no es fácil esperar, mantenerse fieles. De hecho, comprobamos que a lo largo de la historia del pueblo de Israel tan solo un resto, unos pocos creyeron, esperaron contra toda esperanza; y se sintieron reconfortados con abundancia. Estos son quienes nos estimulan a seguir firmes en nuestra fe e inamovibles en nuestra esperanza.
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